El vidrio se ha convertido en un material indispensable en nuestra sociedad, cuya nobleza reside en un conjunto de cualidades como son la transparencia, la resistencia y la capacidad de aislamiento, a las que se añade su condición de material inerte e higiénico. Asimismo, conviene destacar que el vidrio posee unas excelentes ventajas ecológicas al ser un material reciclable y proceder de materias primas inagotables. Por todo ello, el vidrio se aplica en la actualidad a una amplia variedad de usos.
TIPOS DE VIDRIOS
La clasificación más ampliamente usada de los tipos de vidrio se basa en la composición química, que da lugar a cuatro agrupaciones principales:
- Vidrio sodocálcico
- Vidrio al plomo o cristal
- Vidrio de borosilicato
- Vidrios especiales.
El vidrio sodocálcico se compone de SiO2 (71-75%), Na2O (12-16%), CaO (10-15%) y de pequeñas proporciones de otros componentes añadidos para dotarle de características específicas. El vidrio sodocálcico presenta una excelente transmisión de la luz, resistencia a la tracción y propiedades térmicas.
Los vidrios de borosilicato contienen B2O3 y un porcentaje más alto de óxido del silicio. Una composición típica es 70-80% SiO2, 7-15% B2O3, 4-8% Na2O ó K2O, y Al2O3 2-7% (óxido de aluminio). Los vidrios con esta composición muestran una alta resistencia a la corrosión química y a los cambios de temperatura.
Un uso del vidrio de borosilicato es la producción de los filamentos continuos y lanas de vidrio de aislamiento.
Las composiciones típicas para los filamentos continuos de vidrio difieren de la composición anterior.
Por ejemplo, la composición de vidrio ‘E’ es SiO2 53-60%, óxidos alcalinotérreos 20-24%, B2O3 5-10%, Al2O3 5-10% además de otros componentes de menor importancia.